No, no creo que me haya vuelto tarumba (al menos no más de lo que estaba). Pero hoy he soñado con cocinas. Con cocinas bonitas; con cocinas donde no tropiezas con el otro si estáis cocinando dos; con cocinas de esas que salen en las pelis… Pues sí, con esas cocinas que nunca tendré. Sólo en sueños.
Y como Pinterest convierte mis sueños en realidad, hoy he podido verlas…casi tocarlas. Imaginarme haciendo una tortilla en esos preciosos fogones. Lo que dudo es que siempre estén tan pulcros
Las cocinas de estilo escandinavo son mis favoritas.
Pero las que más me gustan son las cocinas con vida, que huelen a bizcocho recién hecho y a compota de manzana. Me da la impresión de que éstas cumplen con mis requisitos.
He visto un montón con taburetes. Están de moda y son estéticamente bonitos, cierto es. Pero no me van. Seré sincera y confesaré que no son cómodos para una que mide 1,61 centímetros (¡casi 1,62!). Nunca, jamás, me llegan los pies al suelo o, en su defecto, a la tablilla de ellos. Así que…¡desterrad los taburetes de vuestras vidas, de los bares! Atentan contra los bajitos
Lo que no atenta en absoluto son rinconcitos como éstos. Con detalles de hogar. No te pueden quemar las galletas en ellos (o ¿sí?).
Creo que nunca podré tener algo similar. Pero sí intentaré que la mía huela a bizcocho recién hecho y a compota de manzana; que los roces con el segundo cocinero se conviertan en abrazos y que sea un hogar para todos la que la visitéis. Eso va a hacer de mi cocina una tan bonita como éstas… o más.
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