Un negocio familiar que ha ido evolucionando de generación en generación hasta llegar a lo que es hoy: La Tabla. Tal y como cuenta en su web: “Nuestro restaurante es el fruto de la ilusión de dos hermanos por continuar con la tradición familiar en el mismo lugar donde ésta empezó. También de intentar transmitir con nuestra cocina cómo sentimos la gastronomía y, con nuestra bodega, nuestras inquietudes y pasión por el vino”.
Es un oasis a 8 kilómetros de Gijón, en plena zona rural. Aúna cocina de muchísima calidad, naturaleza, vistas espectaculares, buen trato… Y, lo que para nosotros es más importante, los niños son mimados, cuidados… ¡son bienvenidos! Te hacen la comida fácil. Cumple con todos los requisitos de esa denominación tan buscada por los papis “Family Friendly”. Los camareros son tan amables… Nos ofrecieron hacer lo que quisiésemos para Martín, incluso poder reducir alguna ración. ¡Yuju! Por fin un sitio donde, en lugar de poner problemas, te dan soluciones a todo. Eso sí, a Martín no le hizo falta que le redujesen nada. Las croquetas de jamón desaparecieron en un visto y no visto Según su papi (a mi no me dio tiempo ni a probrarlas) eran “un espectáculo”.
No es ningún secreto que somos de buen comer. Ya os lo he dicho en alguna ocasión. Así que disfrutamos muchísimo de cada plato. Para comenzar: anchoa, Gamoneu (queso asturiano) y crujiente de cerveza negra.
Mi elección: arroz con cigalitas y ajos tiernos bajo velo jugoso de Joselito.
La elección de papá: carrillera de ternera guisada con parmenter al cardamomo y manzana.
Y el postre… lágrima de tiramisú de Ahumado de Pría con sorbete de mora y chocolate.
…
NO, no hay foto. Grrrr. No me dio tiempo a disparar cuando un dedín ya se había introducido en el plato. Bueno… un dedín y una cuchara. ¡Son tal para cual!
No soy crítica gastronómica, pero me encantó La Tabla. Me sorprendieron los toques de cocina asturiana, de ingredientes de la tierra, pero tratados de una forma diferente a la que estamos acostumbrados. ¡Recomendadísima experiencia!
Después de comer aprovechamos un poco el entorno. Martín creyó necesario unas carreras por “los praos” para mejorar la digestión
Repetiremos. Hasta la próxima, seguiremos yendo a menudo a otro de los restaurantes de los hermanos David y Víctor, El medio Lleno, en Gijón. Al ladito de casa.
¡Disfrutad del tiempo libre!
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